Recuerdo de niña ir a la frutería. Mi madre me “mandaba” ir y allí disfrutaba
viendo la variedad de colores de frutas y verduras, y oyendo a las vecinas
hablar mientras esperaban su turno.
De niña no era muy amiga de las verduras, pero verlas era otra cosa, ¡tantos
colores!
De adulta sigo yendo a la frutería, no me gusta comprarlas en
supermercados, parecen tan perfectas que casi parecen de plástico.
Descubrí una frutería muy cerca de donde estuve viviendo un tiempo, los
sábados por la mañana tenía mi cita sin falta.
Me mudé y sigo yendo a “mi” frutería de mi antiguo barrio, incluso después de más
de 3 años de no vivir por allí.
En los últimos años me he hecho amiga de varias verduras imprescindibles
hoy para mí. Cada vez que vuelvo a casa con las bolsa llena de verduras y
fruta, es un momentazo. Ir sacando
todos los colores …. naranja, amarillo, marrón, blanco, y verde, sobre todo
verde. Es un disfrute.
Mi última amistad es la calabaza. ¡Qué color!
¡Vivan las fruterías de barrio!
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