Acabo de subir a la azotea a tender ropa y hace una
tarde estupenda. Me ha venido a la cabeza mi viaje a Oporto hace poco más de un
año.
Quizás porque cuando paseábamos me fijaba en la
ropa tendida desde las ventanas dejando la fachada del edificio multicolor.
Me encantó Oporto, cualquier ciudad por la que pase
un río tiene un encanto especial.
Lo que me gusta cuando voy a una cuidad por primera
vez es dejarme llevar y pasear. Me decían, “¿te parece bien ir a tal sitio?” yo
contestaba “me parece bien todo”. No quería irrumpir en la fluidez de esos
pocos días que teníamos para visitar una ciudad por primera vez.
Me encantó la Ribeira, lleno de gente, los músicos,
las gaviotas, el mercado do Bolhäo, el sol, el río y al otro lado Vila Nova de
Gaia, donde están las bodegas.
Aquí dejo algunas fotos. En cuanto pueda vuelvo.
Estas son las señales que indican hasta dónde llegó el agua en las distintas riadas. Es la puerta de la bodega Sandeman.
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