domingo, 9 de octubre de 2011

Vienen a mí

Tengo premoniciones.
En cualquier momento, da igual lo que esté haciendo, con quién esté, o el lugar, me viene un pensamiento, el que sea, y a los pocos segundos ocurre.
Es algo fugaz, un segundo, quizás menos, y al momento ocurre.
Me ha pasado a lo largo de muchos años, no es reciente, me llegó a pasar tan a menudo que empecé a escribir en un cuaderno las premoniciones que tenía. Lástima que no lo encuentro.
No es algo voluntario, si lo fuera, ya hubiera imaginado que me tocaba el gordo de navidad, y tendría la vida resuelta, pero no se ha dado el caso.
Ejemplos: tararear una canción, poner la radio y estar sonando esa misma canción; imaginarme que me encuentro con una persona en concreto por la calle, y al doblar la esquina encontrármela; estar en una conversación y pensar algo que decir, pero no lo digo, y alguien comenta lo que pienso; lo último ha sido que estando en un bar vi a un grupo de personas que se iban a hacer una foto, imaginarme que yo la hago, y decirme a los 2 segundos, ¿te importa hacernos una foto?
Cosas así.
Me han dicho hace poco que eso es la ley de la atracción, no lo tengo muy claro, tendré que investigar a ver de qué va esto.
El caso es que me divierte y siempre me llama la atención, nunca adivino que puede que lo que se me pasa por la cabeza pueda ocurrir, porque pasa tan rápido, que no soy consciente, no me da tiempo a planteármelo.
Por eso digo que vienen a mí, algo que va a ocurrir, antes viene a mí en forma de pensamiento, pero nunca, nunca, lo adivino. No me da tiempo, ocurre en seguida.
Tampoco quiero darle una explicación, no porque no la tenga, sino porque no me importa que la tenga o no.
Por eso cuando ocurre, siempre digo, vienen a mí!

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