Hola de nuevo, aquí estoy otra vez para contar mis aventuras
con mi amiga Amparo.
Como ya comenté la última vez, decidí quedarme con ella, lo
entendió, y me aceptó, ya llevamos viviendo juntos casi cuatro meses.
La convivencia es bastante buena, no me puedo quejar, me ha
comprado una camita estupenda en la que suelo relajarme y dormir la siesta. Es muy
cómoda y es toda mía.
Ya voy entendiendo más cuando ella me habla, pero ella no me
entiende a mí cuando le hablo yo, así que la comunicación es regular.
Me sigue llevando al sitio ese donde hay otros animales, y
cuando me lleva en el coche lo sigo pasando fatal, me mareo, y tengo que
confesar que me sigo haciendo mis necesidades en el trasportín. Muy mal. Me han
vacunado de varias cosas, me han castrado y me han puesto un chip, que por lo
visto tiene la información sobre mi amiga, eso quiere decir que ya no hay
vuelta atrás, que ya seremos amigos para siempre y eso me alegra un montón. También
me han hecho un pasaporte, no sé para qué, si no pienso salir del país.
Mi último entretenimiento en mover de sitio el comedero, me
encanta, pero a mi amiga no le gusta nada, porque al arrastrarlo hace mucho
ruido y porque derramo el agua que tiene, pero me gusta moverlo y llevarlo a la
otra punta de la habitación. Ella me riñe mucho, tiene que coger la fregona y
secar el suelo y me dice que como siga así, me quita el comedero, pero yo sé
que no lo va hacer, ella es buena conmigo.
Me dice que me estoy volviendo muy travieso, que ya estoy
cogiendo demasiada confianza, que si me creo que todo es mío, ¡pues claro que
todo es mío!